La puntada jarocha
De tejidos de crochet en la vida, la escuela y el mar
sábado, 18 de enero de 2025
Posta de robalo. Un domingo cualquiera
lunes, 30 de diciembre de 2024
Frankl, PicaPau y yo: Tejiendo sentido en tiempos difíciles
De entre todos los tesoros de mi biblioteca, una colección que me encanta particularmente es la de mis libros de tejido, específicamente de amigurumis.
Me gusta la tejedora Carla Mitrani, mejor conocida como Amour Fou, con su colección "mujeres del mundo" tejidas en la técnica amigurumi. También me fascina Ginansilyo ni Marya, Chiacrafts e Ildikko, pero sin duda, mi favorita es Yan Schenkel, mejor conocida como PicaPau. Es simplemente genial, como persona y como tejedora.
"Creo que la producción en masa y los materiales únicos nos están enfermando el corazón", dice PicaPau en su libro. Y tiene razón. En estos últimos años, tras perder a mi mamá, a mi hermano, a varias tías y al más querido de mis tíos, me di cuenta de que yo también me había "enfermado del corazón" y esa enfermedad me congeló el espíritu y me llenó de tristeza el alma. Me he obligado a seguir, pero a veces es duro continuar.
Como Yan con sus amigurumis, yo también quiero volver a crear, dibujar, bailar, sentir, sanar, pero no busco la perfección, sino la sanación a través de la creación planificada, al margen de un tipo de procrastinación que me impide sentir, porque puede doler, entristecer, enojar, indignar, extrañar y perder (aún más) el gozo, el entusiasmo y la paz. En la escuela, los maestros decimos que sin juego no hay aprendizaje. ¡Qué cosas! sin emociones, tampoco se aprende. El "Hacer jugando" de PicaPau tiene tanto sentido como el que Viktor Frankl plantea en su famoso best seller. Hoy lo sé.
Al final, estos libros de tejido en mi biblioteca son mucho más que simples manuales de instrucciones, porque son historias de sanación, de aprendizaje, de amor.
PicaPau y otras tejedoras me han enseñado que crear con las manos es una forma de hablar con el corazón. En estos tiempos donde todo parece ser rápido y desechable, donde la pérdida de seres queridos me ha dejado el alma adolorida, el tejido se ha convertido en mi forma de resistir, de sanar, de recordar.
Qué razón tiene este texto de Elena Bernabé, compartido y traducido por Takiruna. Lo comparto esperando que ayude a cualquiera que necesite leer estas palabras:
- "Abuela, ¿cómo se afronta el dolor?"
- "Con las manos, cariño. Si lo haces con la mente en lugar de aliviar el dolor, este se endurece aún más".
- "¿Con las manos abuela?"
- "Sí. Nuestras manos son las antenas de nuestra alma. Si las mueves tejiendo, cocinando, pintando, jugando o hundiéndolas en la tierra, envías señales de cuidado a la parte más profunda de ti. Y tu alma se ilumina porque le estás prestando atención. Entonces las señales del dolor ya no serán necesarias".
- "¿Las manos son realmente tan importantes?"
- "Sí, hija mía. Piensa en los bebés: comienzan a conocer el mundo gracias al toque de sus pequeñas manos. Si miras las manos de los viejos, te cuentan más sobre su vida que cualquier otra parte del cuerpo. Todo lo que se hace a mano se dice que está hecho con el corazón. Porque es realmente así: las manos y el corazón están conectados.
Los masajistas lo saben bien: cuando tocan el cuerpo de otra persona con sus manos crean una conexión profunda.
Es precisamente a partir de esta conexión que llega la curación.
Piense en los amantes: cuando se tocan las manos, hacen el amor de una manera más sublime".
- "Mis manos abuela ... ¡cuánto tiempo no las he usado así!".
- "Muévelas, mi amor, comienza a crear con ellas y todo dentro de ti se moverá. El dolor no pasará. Y en cambio lo que hagas con ellas se convertirá en la obra maestra más hermosa. Y ya no dolerá más. Porque habrás sido capaz de transformar su esencia".
P.D.: Al final, como dice PicaPau, "el tiempo en cada punto, la paciencia en cada costura, la búsqueda de la cantidad perfecta de relleno" y así quiero que sea este blog: paciente, cuidadoso, honesto. Un punto cada día, una palabra cada vez, hasta formar algo que, aunque imperfecto, esté lleno de significado. Este blog es para mi, pero si te gusta a ti, me alegrará mucho <3
jueves, 2 de noviembre de 2023
Tejer, destejer y aprender: Confesiones de una tía swiftie
La evaluación en el oficio de los tejedores también difiere significativamente de la que se realiza en el modelo educativo tradicional. En el sistema formal, los exámenes estandarizados miden el conocimiento en momentos específicos. En el aprendizaje artesanal, la evaluación es continua y orgánica: cada puntada proporciona retroalimentación inmediata, cada proyecto completado es una demostración tangible del progreso.
No hay "respuestas incorrectas", solo diferentes interpretaciones y oportunidades de mejora. Toda tejedora (o tejedor) sabe que se aprende más destejiendo que tejiendo. El error es siempre aprendizaje, oportunidad, experiencia. Destejer es perdonarse uno mismo primero y pensar en la obra terminada antes que en el mito de Sísifo y en la flojera que da pensar que una hora de tejido se deshilache (literalmente) en 20 segundos. El error en el tejido consiste en echarse porras y tomar desiciones: aprender antes que rendirse.
Y mientras que la educación formal depende de títulos, diplomas y certificaciones, que últimamente pugnan (como dice Gabriel Zaid) por la credencialización de la ignorancia, el aprendizaje artesanal florece en comunidades de práctica donde la experticia se demuestra a través del trabajo mismo.
Una maestra tejedora no necesita un título para validar su conocimiento; sus creaciones y su capacidad para guiar a otros son su credencial viva. Aquí puedo hablar por mí, como "eterna aprendiz", tal cual se definió Miguel Ángel, más por enfatizar el aprendizaje en el oficio, que por esgrimir una falsa modestia.
Como aquella Taylor Swift de estambre que ahora habita en las manos de mi sobrina, el conocimiento más valioso es aquel que se teje con cuidado, se comparte con amor y se transforma en las manos de quien lo recibe.
Quizás aquí radica la verdadera revolución educativa: no en reformar el sistema desde arriba, sino en reconocer y valorar estas formas ancestrales de transmisión del conocimiento que han sobrevivido precisamente porque funcionan, el aprendizaje como un acto de resistencia cultural, como una forma de preservación de lo verdaderamente valioso. Eso es tejer.
Y en eso radica la verdadera magia del aprendizaje: no en la reproducción exacta de un patrón, sino en la interpretación personal que cada aprendiz aporta al tejer su propia comprensión del mundo. Como en el tejido, como en la vida misma.
jueves, 14 de abril de 2011
El reloj de Jacob
Cuando era pequeña, alguien me regaló un reloj de Mimí mouse rojo con los brazos y manos simulando manecillas. Me gustó mucho. El día que fui a la escuela, un niño me dijo que me cambiaba su reloj por el mío. Le respondí que no era necesario que me diera su reloj y le regalé el mío.
Cuando llegué a casa, ardió Troya. No solamente había regalado un obsequio, sino que prácticamente había sido timada por un niño "más inteligente". Traté de explicar que no me engañaron, que yo se lo di porque quise dárselo, aún sin esperar que el beneficiario le contara a todos los compañeritos lo tonta que según el, era yo.
En mi casa me dijeron "pendeja" y mi tío auguró que nunca triunfaría en la vida, porque era "demasiado buena", frase que para él es sinónimo de estúpida.
Más tarde, mi abuela me llevó a su pieza y me leyó el pasaje bíblico donde Esaú vende su primogenitura a Jacob a cambio de un plato de lentejas. Génesis 25: 27-34 RVR1960. Me quedé analizando sesudamente el tema y le contesté a mi abu que el reloj de Mimí no era la Tierra Prometida, que yo no vendí el reloj, se lo dí al niño a cambio de nada y que ciertamente, yo no era Jacob. Mamá grande no contestó nada, pero en su mirada entendí que para pertenecer, tenía que dejar de ser.
Actualización. Enero de 2025. Mi iWatch no funciona. No carga. Lo dejé en el buró de mi habitación en Xalapa. Mi familia me pide el objeto para tratar de arreglarlo. Suena bastante lógico, excepto que yo sé que -con base en mi historia- consideran seriamente la posibilidad de que haya obsequiado mi reloj. Eso indicaría que consideran que el reloj podría tener compostura, pero yo jamás...¿será?
Posta de robalo. Un domingo cualquiera
¿A quien le disgusta la idea de compartir el pan y la sal frente al mar en un restaurante cuyos platillos son particularmente celebrados por...

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Cuando era pequeña, alguien me regaló un reloj de Mimí mouse rojo con los brazos y manos simulando manecillas. Me gustó mucho. El día que fu...
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La hija de mi mejor amiga (sobrina del corazón) me pidió que le tejiera el amigurumi de Taylor Swift, por lo que me dediqué a buscar patrone...